¿Forma parte de alguna sociedad o colegio profesional?
Sí, estoy colegiada en el Ilustre Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB).
¿A qué tipo de congresos asiste?
A lo largo de mi trayectoria profesional he asistido a congresos de todo tipo, algunos más pequeños enfocados en temas muy específicos que afectan, por ejemplo, solo a cuestiones del derecho catalán; y otros más grandes a nivel europeo.
Por mi profesión, la internacionalización es muy relevante, ya que tengo que estar al día de todas las decisiones del Tribunal Superior de Justicia, la Unión Europea… a nivel legislativo y jurisprudencial, así que los congresos internacionales son muy importantes para mí.
¿Qué formato y duración tienen?
En la medida de lo posible, intento asistir de forma presencial, aunque he participado más en el formato online/híbrido. Suelen tener una duración de entre uno y tres días.
¿Le resulta fácil asistir?
Desde que soy docente en la Escuela de Negocios ESERP, ejerzo como abogada por cuenta propia, por lo que puedo organizarme más fácilmente para asistir a estos encuentros que cuando trabajaba dentro de una red organizativa. Además, tengo libertad total para decidir a cuáles voy y a cuáles no. Muchas veces asisto solo para adquirir conocimientos, aunque no lo vaya a utilizar directamente en mi trabajo del día a día.
¿Quién asume los costes de suscripción y asistencia?
Yo asumo todos los costes de mi asistencia, pero al formar parte del ICAB, puedo beneficiarme de muchas ventajas a nivel de pago y desplazamiento que permiten participar en las actividades del propio colegio.
¿Qué requisitos debe reunir un congreso para que le resulte atractivo?
En cuanto al contenido, que sea de máxima actualidad y novedoso, pero, además, que se traten los temas con rapidez, porque en esta profesión los cambios legislativos y jurisprudenciales van a un ritmo vertiginoso y necesitamos estar al día de todo con inmediatez. Es importante que los ponentes sean expertos en la materia. En mi caso, la visión de los jueces es de gran relevancia para mi trabajo, por lo que suelo fijarme bastante en ello, me transmiten seguridad y tranquilidad.
También me interesa que el congreso tenga ese carácter de internacionalidad que antes señalaba como necesario para mi actividad.
Que se celebre en mi ciudad también es otro punto atractivo para mí, porque en muchas ocasiones no puedo trasladarme ni prever la asistencia con antelación suficiente como para poder desplazarme.
Para finalizar, que el programa incluya la interacción entre asistentes, con mesas de diálogo, resolución de casos prácticos… Esto es fundamental, porque se fomentan las redes de profesionales y se generan sinergias entre nosotros.
¿Cómo percibe la presencia de los patrocinios en los congresos? ¿Están poco, presentes en una medida razonable o muy presentes? ¿Cree que pueden afectar al contenido objetivo del congreso?
La presencia depende muchísimo del tipo de congreso. En los que tienen mayor alcance y suelen plantearse desde un punto de vista más internacional, sí que suelo ver un mayor volumen de patrocinios.
En mi opinión, los patrocinios tendrían que ir de la mano del tema que se está tratando, porque si no le resta credibilidad al congreso. No tiene sentido, por ejemplo, que yo acuda a un congreso de derecho laboral centrado en la discriminación, los planes de igualdad… y que los patrocinadores sean empresas que están siendo investigadas por vulnerar los derechos de sus trabajadores.
Por eso creo que los patrocinios pueden afectar al contenido del congreso, en cierta medida, ya que en algunas ocasiones se puede llegar a coartar la libertad de expresión de los ponentes, que deben cuidar su discurso para que no sea contrario a las empresas que lo estén apoyando.
No obstante, hay que ser conscientes de que, sin patrocinios, seguramente no habría congresos, pero hay que ponerlo todo en una balanza y buscar el equilibrio.
¿Qué opina de los formatos presenciales? ¿Y de los exclusivamente digitales? ¿Y de los híbridos?
Creo que los formatos presenciales aportan mucho más que los exclusivamente digitales. Está bien que haya un sistema híbrido, porque abre la puerta a que te puedas organizar mejor y, consecuentemente, que haya la posibilidad de que más participantes acudan a ese congreso y que se siga celebrando.
Como preferencia personal, apuesto más por los presenciales, pero por una cuestión de conectar realmente con todo lo que se está diciendo, porque es mucho más fácil mantener la atención si estás en un sitio físico, así como interactuar con los otros participantes o ponentes. Digan lo que digan, la pantalla dificulta.
¿Existen políticas de compliance en su sector? Si es así, ¿se ajustan a la realidad, facilitan/perjudican la formación?
El compliance existe como tal en el sector de la abogacía. En mi rama, la del derecho laboral, está muy presente y creo que es muy importante, porque actúa como herramienta de prevención. Sin embargo, no sabría decir si se imponen limitaciones también en los congresos.
¿Cómo sería, en su opinión, el congreso perfecto?
Si tuviera que reunir todos mis requisitos en uno, diría que el contenido sea atractivo, sobre un tema de máxima actualidad; que el congreso se celebre rápidamente en relación a la novedad tratada, que tenga notas de internacionalidad y sea multidisciplinar, abarcando varias ramas del derecho. También que cuente con expertos, entre ellos jueces y profesionales de la administración pública. En cuanto a la duración, entre uno y tres días. Y que el espacio elegido para su celebración sea atractivo, con buena ventilación, luz natural, capacidad suficiente para que no se quede pequeño y que la relación calidad-precio sea adecuada: ni muy barato, porque es raro, ni muy caro.
LinkedIn ALEJANDRA LORENTE